domingo, 13 de diciembre de 2009

23 nov 8:09 am
Me ofreciste tu mano sincera,
me mostraste la inmensidad de tu corazón,
sin recelo me dejaste ver tus heridas,
te desnudaste ante mi.
Pareciera como si "vendieras" tu ruta,
prometiste esperar hasta que pasara el dolor de mis alas,
ansiabas volar esa nueva ruta
que parecía robada de mis sueños.
Cuándo dejé a un lado mi cuerpo para mostrarte mi alma,
ya no me dolian las alas y nunca me habia sentido tan dispuesta a volar,
mi corazón se agitaba de emoción
como cuando en su infancia estaba aprendiendo a sentir;
fue cuando tomaste mi mano fuertemente,
esa fuerza y confianza con que tomabas mi mano, me invitaron a volar muy alto.
Ese vuelo pintaba tan hermoso
que me motivó a cerrar los ojos
y sólo dedicarme a disfrutarlo;
pensaba que no existía mejor compañía
pensaba que esta vez no me iba a equivocar y decidì dejarme llevar;
hasta que una turbulencia me hizo abrir los ojos,
miré tu mano y ya no me sujetabas con tanta fuerza,
tus hermosas alas lucían débiles, cansadas,
pareciera que tus heridas sangraban,
ya no estabas desnudo
y ya no sonreias.
Extendí mis alas con el fin de protegerte,
pero sólo logré asustarte
y "contraatacaste" lastimando mis alas.
Yo lo que menos quiero es lastimarte,
si toco donde duele es por accidente.
Me llena de temor y de tristeza pensar que quieres soltar mi mano,
no se por que cambió,
no se si hice algo mal,
o simplemente te arrepentiste de volar,
o tal vez quieres cambiar de ruta,
tal vez ahora sólo ves mi lado gris para que sea más fácil soltarme,
tal vez siempre has querido volar solo
o definitivamente no sea yo la compañera de ese vuelo.
No lo se, pero tristemente,
lastima la ilusión
y lastima la confianza que hace tanto no mostraba,
tal vez lo mejor será guardarlos
y mantenerlos cautivos en ese lugar
del que no los debí de sacar...

Adriana

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